Haciendo poesía con el cuerpo
De qué hablamos cuando hablamos de Psicomotricidad con niñas y niños?
Reunión de equipo del Centro de Psicología Poblenou
Maria Lourdes Alberdi
Este texto fue presentado y dialogado entre los profesionales en la reunión de equipo de febrero 2023.
La Psicomotricidad surge como disciplina que articula dialécticamente aspectos biológicos, psíquicos, culturales y sociales dando cuenta de un modo particular de ser y hacer del sujeto con su cuerpo. Este modo de mirar y escuchar al cuerpo entiende que cada individuo, por ser miembro de una especie, cuenta con una estructura biológica (huesos, músculos, órganos) que se pondrá en funcionamiento en y para la mirada del otro, entramando así ese equipamiento orgánico con el lenguaje. Lenguaje que sostiene al cuerpo, cuerpo que sostiene al lenguaje.
Por lo tanto cada uno porta un cuerpo que se va construyendo en un entramado con la constitución del sujeto como tal.
Los seres humanos nacemos en total estado de impericia, esto quiere decir que necesitamos de otro que nos sostenga, y esto implica un sostén físico, como hacer upa, acunar, trasladar y un sostén que engancha a quien ejerce la función materna con el bebe. Esos primeros diálogos entre el otro materno y el bebe los llamamos diálogo tónico (Ajuriaguerra 1974), ya que se producen en el tono muscular, que implica tanto al tono en su modalidad física, variando entre la tensión- distención, y tmb en la mirada, habla, gestualidad, que acompañan y van delineando ese cuerpo del bebe, haciendo escritura en el cuerpo, dejando marcas… Podemos decir que se va escribiendo el texto corporal, estos primeros encuentros y desencuentros entre el bebe y su otro materno. Ese otro que anticipa, que coacciona, que ofrece, que arma la presencia y ausencia. Estas escenas primarias serán la base desde donde escuchar y mirar en la clínica, en la consulta con niños, niñas y sus familias. Podemos situar en estos intercambios el armado de la demanda, tomando como referencia a Freud en el texto Vivencia de satisfacción, el bebe reacciona con llanto, por ejemplo, a estímulos internos como puede ser el hambre y otro responde con una acción específica que es a la vez alivio de ese malestar y contiene un plus de amor. Es así que se va instalando una modalidad de intercambio primario que será la matriz de futuros diálogos consigo y con el mundo. Al decir de Ajuriaguerra 1971, “en el estudio de los fenómenos motores deben contemplarse también las reacciones emocionales que pueden sucitar en el lactante. Asi pues tomaremos en cuenta también sus manifestaciones afectivas de sobresalto, de miedo, de grito-llanto, así como las placenteras derivadas de la actividad, considerada esta tanto en su vertiente ejecutiva como creativa. En este sentido, los movimientos espontáneos constituyen ya actividades expresivas capaces de inducir ciertas actitudes del entorno: en ciertos momentos el lactante precisa que se le calme su tempestad de movimientos, mientras que en otros, que se le permita el placer de moverse en su entera libertad”.
El ser humano nace con un equipamiento neurobiológico, cada órgano funcionando y a su vez entrando en funcionamiento por, en y para otro, haciendo un camino de apropiación de ese cuerpo para luego encontrar la autonomía, el propio ser y hacer.
Tomamos un caso, dice la mama de Fede, (6 años, consultan porque es muy nervioso, no para de moverse)“cuando el era pequeñito yo estaba muy bajoneada, me dio depresión…” cabe la pregunta de cómo serían esos primeros tiempos de mutualidad entre la mama y el bebe, como sería la calidad de ese sostén, esa respuesta al llamado del bebe… cuando nos encontramos con ella se muestra muy pasiva, siempre en la búsqueda de que su hijo no la inquiete demasiado… agrega “cuando algo le interesa, no hay niño”… Fede tiene que hacer mucho para sacudir a esa mama, y lo hace con su cuerpo, que es a la vista, que impacta en la mirada, es movimiento sin sentido. Esa inquietud que se puede observar relata una historia de inquietud para ser visto, cuidado, sostenido. El lugar del que no puede parar es el que el encuentra como posible en esa familia… nos preguntamos cómo darle borde a ese cuerpo, a ese niño, como hacer de ese cuerpo un receptáculo, un lugar que comunica un adentro con un afuera, dar un espacio donde a la vez que frena el movimiento que es lo que se ve, el niño encuentra otros lugares posibles de ser y estar, otra mirada y escucha dándole cauce a ese movimiento.
El cuerpo es a la vez una envoltura, que ubica la piel como órgano que separa el adentro con el afuera en lo real, pero que el lenguaje sostiene ese envolvimiento y posibilidad de intercambio. Podemos agregar que en esos primeros años de vida, el cuerpo alberga aquellas huellas que aún no pueden ser simbolizadas “huellas de lo visto y lo oído”, huellas carentes de palabras que pueden transformarse luego en inquietud ligadas a esas respuestas dadas por el otro materno.
Cuando nos encontramos en la clínica niños que se derriten, como modo de estar con su cuerpo en el espacio o que sostienen la postura super rígida hay algo de este límite que no esta andando. Les doy el ejemplo de Bruno, su madre dice en la entrevista que ella es la que decide todo en su casa… cuando Bruno llega a la consulta, no se mueve, permanece quieto, duro, no le salen las palabras, no puede elegir un juguete o una preferencia… ellos consultan porque es muy tímido. Cuando le digo a Bruno si sabe porque viene, mueve su cabeza diciendo no, casi no habla, le explico que sus padres me contaron que el tiene timidez y que a veces eso no le deja hablar con una profe por ejemplo…voy bien? Le digo, el responde… si vas bien. De alguna forma siento que armamos ese pacto… ayudarte en eso que te hace sufrir. Los observables del modo de estar en el espacio y el tiempo dan cuenta del entramado con el lenguaje, con lo simbólico.
Es un niño, el lugar de los niños es el juego, el no juega… podríamos decir que el cuerpo se construye a la vez que se va constituyendo el niño y que es construyendo juego. Los niños y niñas se apropian de su cuerpo y se apropian de su juego, son en el juego. En el consultorio observamos y escuchamos el juego de los niños y niñas en ese encuentro con el cuerpo, con el otro y con el lenguaje. “Aquello que no está ligado directamente al orden de la herencia biológica, se transmite por el orden de la herencia simbólica, lo dona la cultura y el lenguaje.
¿Y que se espera de los niños? Que jueguen. Que en el jugar, en tanto actividad creadora y creativa, transformen la realidad vivida en juego. Que se impliquen con su hacer, con su movimiento, con su pensamiento, con su palabra…” C. Sykuler 2015.
Fede me invita a jugar al futbol, el espacio nunca le es suficiente, se expande, ocupa todo el centro, jugamos varias veces en todo el centro. En nuestro último encuentro me dijo que cerraba las puertas para que no se vaya la pelota fuera del campo de juego… aparecen los bordes que puede poner y algo de la pausa, antes de hacer pone palabras que anticipan ese hacer. Podríamos decir que esa pelota que no quiere que vaya fuera del campo del juego, es también el mismo , que necesita moverse y moverse para no quedar fuera de juego…
Con el futbol tmb jugamos a esconder la pelota a esconderse el… jugando a ese no hay niño tal vez que dice la mama? Claro , el juego es fantástico para hacer activo lo que se
sufre pasivamente.
Entonces en la escucha en el tratamiento con niños también escuchamos a los padres, sus relatos que ponen en juego a su hijo/ hija, historias sobre el niño o niña y sus propias historias que precedieron a sus hijo/ hija. La finalidad del tratamiento será, al decir de S. Gamsie “tomar la posta de la transferencia –lo que no es lo mismo que sustituir a sus padres-, reintroducir al niño en el camino de la metaforización que el despliegue del juego permite, resituar al final al niño en su propia historia de transferencia”
Cada ser es singular en su ser (su existencia, su si mismo siendo humano) hacer (acciones para las que cuenta con su cuerpo, intencionales, dirigidas, mas concientes o inconcientes, involuntarias), tener (contar con ese cuerpo del que se va apropiando)y hacerse un cuerpo, el propio, el de cada uno.
Por eso la Psicomotricidad desde esta perspectiva clínica nos imposibilita el elegir una etiqueta, cada cuerpo, cada historia que lo entrelaza es tan original como cada niño o niña que esta escribiendo su historia de esos primeros años.